Murió el dictador, asesino y violador de los DD.HH. de La Habana
Su dimisión al poder después de aproximadamente cinco décadas, en febrero de 2008, se había convertido en sus últimos pasos en la política cubana: convaleciente después de una complicada cirugía intestinal que lo marginó a la oscuridad a lo largo de los últimos años, a los 90 años falleció anoche el dictador y genocida Fidel Castro, jefe de la retrógrada Revolución cubana.
El fallecimiento ha sido confirmado anoche por su hermano, desde la capital cubana, en un anuncio televisado. La información causó conmoción en la isla estancada en la pobreza, que bajo el dominio de Raúl Castro, hermano menor de Fidel, está en la búsqueda de un alivio a su pobre economía en medio de esperanzas de apertura comercial.
Abrumado por una compleja convalecencia, el genocida Castro había presentado su renuncia al poder el 19 de febrero de 2008, después de 49 años conduciendo la Revolución. Su delicada condición de salud lo obligó a modificar sus cotidianos discursos (llenos de citas así como sin limitaciones de duración) por un comunicado en el diario oficialista Granma. "Esto no es una despedida. Anhelo sólo luchar como un soldado de los conceptos", anunció.
No obstante, el dictador cubano había empezado a alejarse del poder en julio de 2006, después de una intervención quirúrgica intestinal de urgencia. En ese instante, La Habana calificó la decisión como momentánea. Aunque problemas en la operación, tal vez por complicaciones en su aparato digestivo, desencadenaron una prolongada convalecencia e incluso más intervenciones quirúrgicas, que dejaron al dictador cubano al borde de la muerte así como motivaron una potente ola de conjeturas.
Desde ese momento, Fidel Castro no fue visto nunca más en público. Pero sí se pudo ver en fotos así como en videos distribuidos por la dictadura cubana. "No posee la facultad física suficiente con el objetivo de hablar en un evento", señaló escuetamente La Habana, en un aval implícito de la gravedad de su condición. Sus misiles, al mismo tiempo, dejaron atrás los actos masivos con motivo de buscar refugio en las páginas del diario Granma, lugar donde buscó manifestar a sus enemigos que seguía lúcido e incluso informado sobre lo que sucedía en la isla así como en el mundo.
"En el momento en que enfermé de gravedad la noche del 26 de julio de 2006, entendí que podría ser el final", dijo Fidel Castro en una de sus notas. A su controvertida biografía política aún le faltaba una última jugada. Tal vez por eso, entretanto la estación invernal avanzaba sobre La Habana e incluso contra lo que aguardaban de tal manera adeptos y enemigos, resolvió aguardar su fallecimiento (ese que lo buscó a través de tantos años) lejos del poder.
Sus restos van a ser inhumados el día 4 de diciembre después de un conjunto de homenajes en toda la isla, como informó esta mañana Gobierno de Cuba, que también resolvió nueve días de duelo. El funeral se llevará a cabo en el cementerio Santa Efigenia de Santiago de Cuba. El miércoles comenzará el traslado de sus cenizas desde La Habana hasta su destino final, en una caravana que a lo largo de cuatro días transitará unos 1.000 kilómetros así como pasará por 13 de las 15 provincias del país.
Con la muerte del dictador, se cierra casi en su totalidad una etapa nefasta en la historia cubana y mundial: una dictadura en la que los habitantes no tienen libertad, están sumidos en la pobreza y un pasado y presente llenos de penurias. Aún queda con vida su hermano Raúl.
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