REFLEXIONES SOBRE DEMOCRACIA

José Sacristán ha definido a la izquierda española como "un cubo de mierda"

Coincidía yo algunas veces con Julio Anguita en las cercanías del Ayuntamiento de Sevilla en los tiempos en que se le conocía por el Califa de Córdoba. Era un hombre tremendamente atractivo, educado como lo eran los hombres de su edad en aquella época, muy cercano a pesar de su importancia como político. Aunque en muchas cosas nunca he estado de acuerdo con el señor Anguita siempre me ha gustado seguir sus opiniones porque las desarrolla con respeto e inteligencia, y esas son dos cualidades que brillan mucho por su ausencia en la izquierda que le ha seguido: ésa que José Sacristán define como "un cubo de mierda".

La opinión de José Sacristán tiene para mí un peso importante porque le mueve el desengaño, y es una sensación que comparto en lo que se refiere a la izquierda como creo que lo hacen muchas otras personas en este país, porque yo no soy de izquierdas pero soy profundamente demócrata, y por tanto considero que tiene que haber una representación digna no sólo del mío, sino de todos los pensamientos; y cuando veo a gente de tan medio pelo como Joan Tardá, Gabriel Rufián o cualquiera de la cúpula de Podemos me acuerdo de Julio Anguita y se me llevan los demonios: tan lejos están de ser comparables que parecen de especies diferentes.

Mi marido, Paco Pérez, volvía de regir un programa con Alonso Caparrós en Madrid, y se encontró compartiendo mesa en el AVE con Santiago Carrillo. Los dos se dirigían a Sevilla para participar en el programa "¿Qué pasó con?" de Consuelo Berlanga, uno como regidor y el otro para ser entrevistado. Tenía delante nada menos que a la máxima representación del comunismo en España, y en lugar de hablar de Paracuellos lo hicieron sobre la libertad de expresión en el periodismo: ambos coincidían en pensar que en ese sentido empezaba a colmarse el cubo de mierda. Aunque no es simpatizante de la izquierda, y mucho menos del comunismo, Paco conserva de Carrillo la impresión de un hombre cultísimo, sencillo, sereno y dialogante: una descripción que no puede aplicarse a ningún representante del comunismo actual.

El tema del cubo de mierda puede deberse a la tendencia de colocarse en los extremos. El comunismo es en esencia mucho más cruento y peligroso que el mismo nazismo, porque ambos se nutren del sistema democrático para aniquilarlo después, pero el comunismo persigue también la aniquilación del sistema social y encima trabaja como las sectas: a base de impedir que la gente razone y piense. La gente que no razona ni piensa se deja llevar a su ruina como los corderos se dejan llevar en silencio al matadero, y esa es la lacra de la democracia: que la gente que no piensa también vota, y en estos tiempos no lo hace por un partido serio como era el de Anguita, sino por una panda de mamarrachos que se están cargando los cimientos mismos de la democracia.

Las cuestiones de ideología hay que afrontarlas desde la tolerancia, sin apasionamiento, porque el apasionamiento ciega la razón; y sin embargo el cubo de mierda del que habla José Sacristán está tan colmado que empieza a derramarse, y hay mucha gente tan harta de tonterías que empieza a añorar los tiempos de Franco porque ya las libertades están perdiendo su sentido a base de abusos a la razón y a las tripas. A eso se refiere José Sacristán cuando habla del cubo de mierda: han abusado tantísimo de la paciencia y la lógica de los españoles que nos estamos yendo al extremo contrario en busca de la tranquilidad a la que tenemos derecho.

En esta cuestión de la democracia se han llegado a perder los papeles a base de ceder en derechos y en lógica, hasta el punto de que hemos olvidado que en un Estado de derecho tienen cabida TODOS en igualdad de condiciones y de respeto. Puede ser porque entre sus representantes no hay gente de valía, capaces de oponer ideario desde la cordialidad y el deseo de enriquecimiento cognitivo. Es gente que se enroca y no aprende; que abusa de la educación del otro para imponerse; que no trabaja por la democracia, sino para su aniquilación.

Por eso tiene tanta importancia la circular que la Fiscalía General del Estado ha dirigido en relación a los delitos de odio. En ella se llama la atención sobre el derecho democrático a profesar cualquier ideología, incluso el nazismo, sin sufrir persecución por ello. Si en este país se tolera, apoya y financia un pensamiento tan destructivo como el comunismo, idéntico derecho tiene el pensamiento opuesto. Suena horrible, ¿verdad? Sobre todo si no se tiene mucha idea de Historia y no se ve la mierda que rebosa el cubo, pero es la misma barbaridad. O nos mantenemos todos en lo moderado, o admitimos todos los extremos; porque lo queramos o no, en eso consiste la democracia.

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