Se siguen destapando casos de corrupción de la "década ganada"
Existen dos facturas de hoteles claramente diferentes para un mismo servicio, con una diferencia de miles y miles de dólares entre las dos. El mecanismo fue empleado en por lo menos dos viajes que Cristina Fernández de Kirchner efectuó al exterior y le produjo un claro perjuicio económico al Estado, por el hecho de que en las dos ocasiones pagó más dinero del que realmente había gastado la comitiva oficial a lo largo de las excursiones al exterior.
Una auditoría efectuada por el gobierno del presidente Mauricio Macri verificó que en viajes a Asunción y Nueva York efectuados en 2015 se presentaron facturas truchas para aumentar los gastos reales. ¿El resultado final? Una pérdida de doscientos mil dólares americanos para las arcas del tesoro nacional. Muy poco de nacional y popular.
Las pruebas están a la vista y exponen la fraudulenta inconsistencia: en el mes de septiembre de 2015 Cristina Kirchner viajó a Nueva York para acudir a la Asamble de las Naciones Unidas; la acompañó una nutrida comitiva compuesta, entre diversas personas, por referentes de La Cámpora, la organización de Máximo.
La auditoría que encargó Fernando de Andreis (secretario General de Presidencia) descubrió que el Hotel Park Lane, donde se alojaron los líderes de la agrupación ultrakirchnerista, facturó gastos 145.358,53 dólares. No obstante, al llegar a Buenos Aires, se presentó un comprobante con el logotipo del mismo hotel, pero los gastos eran mucho mayores: 229.795,56 dólares. ¿Dónde quedó el resto?
Situación muy parecida se vivió cuando en un viaje que “La Jefa” de los kirchneristas efectuó el 10 de julio a Paraguay, lugar donde se produjo un encuentro con el Papa Francisco: conforme especifica el diario Clarín, durante ese viaje existieron maniobras corruptas con los viáticos, especialmente relacionadas con los servicios de traslados. La comitiva presentó facturas por 63.335 dólares, cuando en realidad gastaron, según el hotel donde se alojaron, 9.590 dólares.
Las demandas de sobrefacturaciones que efectuaron ciertos empleados de Casa Rosada que trabajaban con la administración kirchnerista impulsó la investigación: los auditores solicitaron las facturas originales en los establecimientos hoteleros y las equipararon con las que fueron rendidas en la Argentina. Y ahí saltó la ficha.
Las diferencias eran enormes y desde el presente gobierno nacional todavía no tienen claro si adulteraron los comprobantes o bien de forma directa mandaron a imprimir facturas nuevas copiando las originales.
De todas formas se va a hacer una demanda por falsificación de instrumento público, si bien continuarán investigando los viajes oficiales, por el hecho de que piensan que le modus operandi se efectuaba de manera regular. Además de esto, todavía tratan de establecer quiénes se llevaban el dinero de los viáticos: si los funcionarios que viajaban o bien los encargados de efectuar la rendición final. La caza nacional y popular recién empieza, y cada semana se descubren más actos de corrupción del gobierno kirchnerista y la década ganada.
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