Se autolesionó la dirigente social presa por corrupción
Como era de esperar, Milagro Sala sigue haciendo todo lo posible para salir de la cárcel, a través de artimañas sucias (esas que tanto conoce) para hacerse la víctima y la perseguida política.
En esta oportunidad, Sala volvió a las mentiras con el fin de llamar la atención de la justicia y de los medios periodísticos.
Después de haber sido llevada nuevamente a prisión, Sala decidió que era momento de autolesionarse para poder ser atendida por un médico y lograr como mínimo una internación en un hospital, para de esta manera salir de la cárcel, donde está detenida hace varios meses por desvíos de fondos que estaban destinados a viviendas sociales.
En la Unidad Pentenciaria N° 3, donde permanece alojada, Sala recibió la visita de cuatro miembros del juzgado de Isidoro Cruz, quienes le notificaron que el hábeas corpus presentado por su defensa había sido rechazado.
No solo eso, también fue rechazado su pedido de internación, ambos intentos para dejar la cárcel, como ya había hecho la última vez.
Ante esta notificación, la dirigente jujeña que se quedó con las casas de miles de personas humildes recurrió a lo más bajo: mostró golpes y moretones en todo su cuerpo, que ella misma se hizo.
Junto a esta escena paupérrima, Sala afirmó que desde que había vuelto a cárcel solo había recibido atención médica en una oportunidad, y que no le habían dado la medicación que precisaba.
Asimismo, la vocera de la dirigente social sospechada de corrupción sostuvo que cualquier cosa que le suceda a Sala dentro de la cárcel va a ser de exclusiva responsabilidad de Mauricio Macri, Gerardo Morales e Isidoro Cruz.
Cabe recordar que hace unas semanas Milagro Sala había obtenido la prisión domiciliaria, después de que su defensa alegara que su salud estaba en riesgo si permanecía en la prisión de Alto Comedero.
Sin embargo, Sala no pudo con sus impulsos, y desde que salió de la cárcel no hizo más que provocar con fotos y videos, en los que haciendo política de la vieja, hacía reclamos al gobierno nacional y acusaba al Presidente Mauricio Macri de todos los males que estaba sufriendo.
También tuvo tiempo para provocar a los gendarmes que hacían guardia en su casa, cuando se asomaba al balcón y les preguntaba dónde estaba Santiago Maldonado.
Milagro Sala no aprendió de sus errores, siguió haciendo política patotera desde su prisión domiciliaria, y ahora que volvió a prisión, se lastima ella misma para llamar la atención de los organismos de Derechos Humanos y que la justicia le tenga compasión.
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