LA NECESIDAD DE REINVENTARSE REGALA A SANLÚCAR DE BARRAMEDA UN NEGOCIO DIVERTIDO

Sandra y Mané: Dos hermanos con iniciativa

Sandra y Mané abrieron en febrero de este año "Los calentitos", la churrería que faltaba en ese entorno de exquisiteces que es la Plaza de abastos de Sanlúcar de Barrameda. Están al final de la cuesta, frente a la entrada al mercado, y desde allí aportan su nota aromática al perfume común de especias, frutas, flores y viandas. A Sandra la veía hace unas semanas dando a probar sus calentitos más allá del puesto de caracoles, con una simpatía que llamaba la atención, y recuerdo haber pensado "qué gran comercial sería esta mujer"... Pero es mucho más. Las cualidades de quien lo lleva se notan en un negocio, y en éste sorprende que una freiduria de churros pueda ser divertida. ¿Puede? Ya lo creo... No hay más que pasar por allí para verlo.

Sandra y Mané son hermanos. Él se encarga de producir los dulces, y ella de despacharlos. Los dos transmiten la ilusión que le están echando a su negocio, y mientras el cliente espera su cartucho de calentitos recibe una dosis de amabilidad y simpatía, ya bien temprano, que te pone de buen humor. Sobre la vitrina los frascos de azúcar de colores invitan a probar ideas nuevas, porque en esta tradición de los churros con chocolate parecía estar todo inventado... Hasta que llegaron ellos.

"Adaptamos el sabor de lo tradicional a los tiempos de hoy. Vendemos churros rellenos los fines de semana, y usamos detalles como el azúcar de colores" . Dice que la iniciativa del negocio surgió "por la necesidad de reinventarse. Yo tengo la carrera de turismo, pero a una mujer de 46 años con dos niños le cuesta la misma vida encontrar trabajo" .

Estaba harta de encontrarse con que  edad y situación familiar pesaran en su contra. Tras quedarse en paro estuvo cuatro años en ese peregrinaje de curriculums y entrevistas que termina desesperando a cualquiera: "Y un día me dije: no pienso consentirle a ningún empresario más que me dé a entender que estoy obsoleta o que no soy válida". Había que reinventarse, y eso hizo.

Sin ayudas ni subvenciones, los dos hermanos se fijaron en que faltaba un establecimiento de calentitos en el entorno del mercado. "Siempre lo había habido, y faltaba desde hacía mucho tiempo, así que le dije a Mané: En el Mercado no hay churrería, ¿montamos una? Y aquí estamos".

Me entrega mi cartucho de calentitos, y Mané el vasito con chocolate, y me llevo dos sonrisas cargadas de optimismo y buena energía. Me dan ganas de contar la iniciativa de esta mujer porque me parece un ejemplo en todos los sentidos, y le pregunto si quiere aprovechar para decir algo... Un segundo tarda en responder:

"Estamos aquí con toda la ilusión del mundo y con todas las ganas, ahora que la gente nos apoye y que la suerte nos acompañe"

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