Coches para el recuerdo

Son no pocas las veces que cuando ojeo anuncios de coches antiguos, como entusiasta de los coches clásicos me preguntan... ¿por qué?

La pregunta normalmente proviene de personas que conducen un utilitario más o menos moderno. El punto es que la pregunta surge cada vez que salgo de la zona de confort de las personas que ya conozco.

Cuando me preguntan, hay todo un arsenal de razones de las que puedo sacar una respuesta.

Me gustan, tienen alma, se ven mejor que un coche moderno, son divertidos, no son un coche moderno...

Sin embargo, la principal razón creo que es que los autos clásicos son un vínculo con el pasado. Una puerta de entrada a través de la cual la mente puede volver a tiempos pasados.

Desde luego si para ti los coches son sólo máquinas todo lo que he dicho te dará igual. Los coches clásicos son más que un aparato que funciona, son tangibles, un medio para recordar, un vínculo a menudo perfectamente conservado con el pasado.

Vínculo con el pasado

Y no me refiero sólo a nuestro pasado automovilístico. Mi Peugeot de 35 años me recuerda a cuando tenía 18 y no estaba agobiado por el estrés de la vida adulta, pero también me recuerda la época en general. La gente, los amigos, la música, la cultura, beber en un parque (qué, todos lo hacíamos… ¿no?).

El coche nos recuerda algo más que el coche. Para los que nos gustan los coches, claro, el coche es un punto en el que centrarnos. Recordando lo que hicimos con dicho auto, a dónde fuimos, las aventuras que tuvimos, el hecho de que, tal vez, lo pagamos en pesetas...

Pero incluso para nosotros, los entusiastas, el automóvil clásico se abre a un mundo de otros recuerdos. Amores perdidos, vacaciones, más cerveza en el parque.

Y es por eso que los autos clásicos son importantes en su conjunto, y por eso siempre vale la pena prestarles atención.

Mi madre no conoce como manejar un starter, ni otras particularidades de algunos coches antiguos, pero te contará con genuino y sincero entusiasmo sobre sus años como enfermera en prácticas, su tiempo cortejando a los muchachos, su antiguo la casa que compartió con mi tía y mi abuela y más... si le hablas de su Renault 5, el auto que tenía en ese momento.

El coche es el punto de apoyo memorable sobre el que se articula la puerta de estos recuerdos.

Todos se acuerdan de su primer coche

Y esto se extiende aún más...

Pregúntale a alguien que no tenga interés en los autos cuál fue su primera tostadora. Te mirarán como si debieras estar seccionado.

Pídeles que te cuenten, en detalle, acerca de su primer televisor y literalmente comenzarán a retroceder.

Pídeles que te pinten una imagen metafórica de su primer par de zapatos y se escaparán.

Sin embargo, pregúntales cuál fue su primer automóvil y te lo dirán con entusiasmo. Los coches trascienden su función de esa manera. Los recordamos con más detalles vívidos que cualquier otra cosa, aunque su capacidad para transportarnos (lo siento) en el tiempo los acercará, irónicamente, a recordar qué tostadora tenían en ese momento.

Esta habilidad es una gran parte de la razón por la que amo los autos clásicos.

Me encanta verlos en los espectáculos y me emociono vertiginosamente cuando puedo vincular uno con mi propia historia.

Si veo un Ford Capri, no te molestes en hablarme, estoy sumido en mis recuerdos de cuánto quería tener uno. Te puedo asegurar que no hago esto cuando veo un reproductor de VHS.

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