Por los aumentos de precios, la clase media recorta gastos

La rutina de comer afuera, hace ya un tiempo, se volvió considerablemente más costoso. Los costes de la gastronomía porteña brincaron un 8% sólo en el primer mes del año y amontonaron 14,4% de aumento en los últimos 3 meses, contra una inflación general que avanzó un 10,3 por ciento en exactamente el mismo período, conforme la oficina local de Estadística y Censos. Por las incesantes subas en los comestibles, y especialmente las de la carne, los locales debieron modificar sus cartas hasta 4 veces en un mismo mes. Y las familias, como reacción a esos cambios, hicieron un intenso recorte de sus gastos en salidas. En un cambio de hábitos que tuvo a los restaurantes tradicionales como las primordiales víctimas y a la comida rápida, como la vencedora.

En la Cámara de Restaurantes porteña calculan que durante este verano, a pesar de que la ciudad no fue vaciada de gente como otras veces, la afluencia de clientes a restaurantes fue en promedio 20% menor a la de hace un año y 40% menor a la registrada en 2012. Se trasladó a los costes sólo parte de lo que subieron los insumos, los sueldos, los alquileres y otros costos. Si no aumentaron más los platos, fue porque sino habría hundido más un consumo que ya se halla totalmente retraído. El cliente visita los restoranes con una menor frecuencia que antes. Y, habitualmente, cuando sale, se cuida más al ordenar.

Recorte de gastos

La gente se protesta. Afirman que no pueden pensar de qué manera subieron los platos en las últimas semanas, y es claro que salen menos a comer afuera. El dueño de un tradicional restorán de Palermo, que ofrece día tras día su menú ejecutivo en torno a los 160 pesos afirma: “Si el año pasado hacíamos 180 cubiertos cada mediodía, el día de hoy con toda la furia llegamos a 100”, equiparó.

Sucede que ir a un restorán se volvió carísimo para las familias, prácticamente un lujo. A pesar de que se trata de brindar más alternativas baratas, el día de hoy un menú muy barato, como comida rápida, tienen que cobrarlo prácticamente 150 pesos. Y eso para 4 personas son 600 pesos, el 10% de un sueldo mínimo. No obstante, a los dueños de restaurantes no les dan los números y se ven con sorpresa cómo locales con más de 30 años de historia se funden y deben bajar la persiana.

La clase media, de todas maneras, no dejó de comer afuera: procuró formatos más económicos que captaron la tendencia. El consumidor se volcó a lugares con cubierto accesible, tal vez sin comida tan elaborada ni una atención personalizada, pero con buen servicio.

Un caso aparte es el de las pizzerías, en donde todavía se puede cenar por menos de 400 pesos para una familia tipo, y en donde en muchas cuesta bastante encontrar lugar disponible. Otra alternativa al alza es el llamado fast food gourmet: locales de panchos y hamburguesas artesanales que consiguen administrar combos con bebida por menos de 100 pesos. Asimismo también son muy actuales los bodegones, donde se come abudante y rico.

Además, se siguen expandiendo los locales orientales que ofrecen de comida al peso, cuyos valores oscilan entre los 6 a 8 pesos los cien gramos de comida con el extra se poder comer con bebida por sólo 50 pesos.

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